Por Deiby Martínez Cortés, activista, defensor animal y fundador de la Fundación Protección Canina Mundial
Neiva, mayo de 2025 – En un mundo cada vez más acelerado, más ansioso, más solo… los perros han llegado no como mascotas, sino como medicina viva. Sí: como bálsamos con patas. Como cuidadores silenciosos del alma. Y aunque no tienen títulos académicos ni batas blancas, cada vez son más los médicos, psicólogos y científicos que coinciden en lo mismo: un perro puede salvar una vida.
La ciencia lo confirma: los perros sanan
Estudios recientes en neuropsiquiatría, psicología clínica y medicina integrativa han documentado que la convivencia con un perro puede:
• Reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés.
• Disminuir síntomas de ansiedad y depresión.
• Regular el ritmo cardíaco y la presión arterial.
• Aumentar la liberación de oxitocina y dopamina, dos neurotransmisores ligados al bienestar emocional.
• Fomentar la adherencia a tratamientos médicos en pacientes crónicos y en procesos de rehabilitación.
En hospitales de países como Alemania, Canadá y Japón, ya existen programas oficiales de terapia asistida con perros, donde los caninos ayudan en tratamientos motrices, estimulación cognitiva y procesos de duelo.
Y sin embargo…
Mientras la ciencia avanza, los perros que podrían estar salvando vidas siguen siendo maltratados o ignorados. Muchos de ellos, abandonados en las calles, tienen el potencial de convertirse en agentes de sanación emocional.
Niños con autismo que pronuncian sus primeras palabras gracias a su perro. Personas con depresión severa que encontraron una razón para seguir vivos. Adultos mayores que recuperaron la sonrisa después de un duelo. Historias reales que no salen en los titulares, pero que están ocurriendo todos los días.
La cura que nadie receta, pero todos necesitamos
Los perros no curan con jeringas. No diagnostican. Pero sí acompañan desde lo más profundo. Su sola presencia regula el sistema nervioso, genera apego sano, crea rutinas, y devuelve sentido a la vida. Y eso es salud.
Por eso digo, con absoluta convicción: un perro puede hacer lo que muchas terapias no logran. Y lo hace sin palabras. Solo estando.
La paradoja: quienes nos salvan, no siempre son salvados
Y sin embargo, miles de ellos siguen sufriendo. Perros que consuelan a humanos con ansiedad, mientras ellos viven el abandono. Compañeros fieles que nunca son adoptados, aunque podrían cambiarle la vida a alguien.
Desde la Fundación Protección Canina Mundial, hemos sido testigos de milagros invisibles. De cómo un perro rescatado terminó rescatando a su nuevo dueño. De cómo un cuerpo herido por el maltrato fue capaz de generar ternura donde solo había vacío.
Un llamado desde la evidencia y el alma
Proponemos que el Estado colombiano, sus instituciones de salud, y sus universidades integren formalmente programas de terapia asistida con perros. No como adorno. Como estrategia seria de salud mental y bienestar emocional.
Porque los perros no solo merecen vivir. Merecen ser reconocidos como parte de la solución emocional de nuestra época.
Y si alguna vez usted ha sido abrazado por el alma de un perro, sabrá que esto no es poesía. Es verdad.
